
¿Cómo comprar un buen jamón?
25/05/2023
Se acerca la Navidad y con ella llega el tiempo de las tradiciones. Todo lo que nos rodea se transforma en un ambiente de armonía y calidez, las casas se llenan de luces y adornos, y se preparan para reunir en torno a sus mesas a familiares y amigos. Y con ella llega también el tiempo de los regalos. Pero, no solo de los regalos que se hacen por obra y gracia de Papá Noel o de los Reyes Magos, sino también es tiempo del tradicional aguinaldo que muchos esperan con ilusión.
El aguinaldo es un obsequio que se hace en los días previos a la Navidad y que normalmente es una cesta o caja que viene repleta de los alimentos más típicos de esas fiestas. Dulces como el turrón o los mazapanes, embutidos o jamón son los que suelen completar un buen aguinaldo. Pero, ¿cuál es el origen de este obsequio tan esperado por muchos? Cuentan los historiadores que el origen de esta tradición viene de la época romana, que aunque no tiene nada que ver con la Navidad de los cristianos, sí que coincidía con esas fechas. En diciembre, los romanos celebraban Saturnalia, una fiesta en honor al dios Saturno y en la que los patrones ofrecían a sus subordinados una sportula, que era una cesta de mimbre que llenaban con algunos alimentos. Y de esta costumbre romana nació nuestro tradicional aguinaldo.
Tan tradicional es el aguinaldo en España como el hecho de que este incluya jamón, entero o en estuches envasados al vacío es un producto que, si somos fieles a esa tradición, no debe faltar en una cesta de Navidad. Y su origen, al igual que ocurre en la mayoría de tradiciones, procede de una costumbre pagana. Aunque la Navidad es una festividad cristiana, son muchas las culturas que tradicionalmente celebraban una gran fiesta a final de año. Los germanos celebraban la suya sacrificando un jabalí como ofrenda a sus dioses a cambio de que les concediera fertilidad y riqueza. Posteriormente fue la Iglesia Católica la que adoptó la costumbre de consumir productos derivados del cerdo durante las grandes celebraciones, y el motivo no era otro que, puesto que en otras muchas religiones el consumo de carne de cerdo está prohibida, consumirla en un hogar era sinónimo de reafirmarse en la fe cristiana.
Hemos visto lo que cuenta la historia sobre el origen de la costumbre de regalar jamón en Navidad. Pero, las razones de más peso, aunque es cierto que se remontan muy atrás en el tiempo, tienen más que ver con el hecho de que no hay una mesa con un gran banquete en la que no se encuentre un buen jamón ibérico. ¿A quién no le gusta que le regalen un jamón por Navidad? Recibirlo es una ilusión, colocarlo en el jamonero, prepararlo y cortar unas finas lonchas, todo un ritual para los sentidos y saborearlo es todo un placer al que muy pocos nos podemos resistir. ¿Regalar un jamón por Navidad? ¡Sí, por favor!
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